Despensa - Organización



Cualquier casa necesita una zona especial reservada para guardar cierta provisión de alimentos no perecederos, que resultan de gran utilidad par ala organización y economía familiar. Recuerda que na despensa bien provista y ordenada es una ayuda de primera clase.

Un sitio para cada cosa

El tamaño de la despensa está en estrecha relación con el de la casa y, como es lógico, con el número de sus habitantes. Hoy por hoy es difícil encontrar aquellas espaciosas estancias donde se almacenaban, como oro en paño toda clase de provisiones.
 En la actualidad y allí donde hay espacio suficiente, suelen ser un cuarto más bien pequeño, cercano a la cocina que se acondiciona, según las necesidades con estanterías de diferentes alturas, de acuerdo con los elementos a guardar. Además de las baldas tampoco está de más contar con un cajón para las patatas (si está provisto de ruedas, mejor) y una buena provisión de ganchos colocados en el techo y las paredes, para colocar embutidos y algunos alimentos secos que se recolectan una vez al año, y que son de una gran utilidad en la cocina, como ristras de ajos, cebollitas, chalotas, pimientos choriceros, guindillas, frutos secos encerrados en mallas, y hasta hierbas aromáticas que puedes colgar guardadas en bolsas de plástico, a las que habrás hecho unos agujeros para que no se sequen demasiado.
Si cuentas con esta habiación, antes de empezar a meter alimentos cerciórate de que sea oscura y de que tenga un ambiente seco con una temperatura constante.
Ahora bien si en lugar de la clásica despensa, tienes que guardar tus compras en un armario o en una alacena ,  te interesa conseguir una temperatura uniforme - seca y fresca - por lo que debes colocarla lo más lejos posible del horno y de cualquier fuente de calor. De todas las maneras en este segundo supuesto, y debido al menor espacio, la rotación de los alimentos es muy rápida por lo que no es necesario una atención tan rigurosa a las condiciones. Los paquetes se terminan mucho antes de que puedan llegar a deteriorarse.

Ventajas mil

Está claro que dadas las condiciones de vida en que nos desenvolvemos, lo ideal es poder contar con suficiente espacio como para poder almacenar la compra no perecedera de varios meses.
No debes olvidar que si adquieres los productos al por mayor, y aprovechas ofertas de mercado, obtendrás un considerable ahorro no sólo monetario, sino también de tiempo. Tema que en cualquier caso resulta de gran importancia. Piensa además en la cantidad de imprevistos que puedes solucionar, si cuentas con el apoyo de una despensa pensada con la cabeza.

Que no falten

En una buena despensa no pueden faltar elementos tan básicos como patatas, arroz, pastas, harina, azúcar, etc. que son fundamentales en la alimentación cotidiana. El aceite también tiene cabida, lo mismo que cierto número de productos envasados y conservas, listas para solucionar o completar una comida rápida. Procura tener un buen surtido de hierbas, especias y concentrados de carne, capaces de dar un toque mágico a la comida más sencilla, y de mejorar en un instante cualquier salsa. Reserva un estante para aperitivos, y otro para postres de emergencia como conservas de frutas al natural y en almíbar.
Aunque no conviene abusar de ellos, procura tener algunos platos envasados como callos, fabada o verduras, que pueden resultar de enorme utilidad en un momento dado. Hoy en día hay marcas excelentes y de toda confianza.

Con orden y concierto

Dada la finalidad de las despensas (guardar alimentos) es imprescindible que esté montada con elementos simples y fáciles de limpiar. Evita los recovecos y los materiales porosos, que absorben el polvo y los elementos grasos. Lo mejor son los plásticos que se limpian simplemente con un paño húmedo. Mete los alimentos siguiendo un orden riguroso, a ser posible indicando en cada uno de ellos la fecha de adquisición.
Pon en primer lugar los más antiguos y los de un uso habitual, dejando en las alturas aquellos que sólo consumes de vez en cuando, y en los inferiores y el suelo todos aquellos que por su peso te resultan difíciles de mover, allí estarán a tu alcance las patatas, y las garrafas de aceite o vino; lo mismo que las cajas de cerveza que esperan su turno para entrar en la nevera. En cuanto a los embutidos, cuélgalos y tenlos envueltos en trapos blancos, te durarán 3 meses, siempre que la habitación sea fría, seca y oscura.